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La relación existente entre la familia y la escuela

¿Cuál es la relación que existe o debe existir entre la escuela y la familia?

Según Megías (2006), la responsabilidad que tienen los profesores frente a la educación de los alumnos, va en incremento, debido a la situación social de cada familia (jornadas laborales más largas debido a un ritmo de vida más alto). Esta situación repercute en el tiempo que pasan los niños dentro de las escuelas y, por lo tanto, en la relación que establecen dichos niños con los profesores. Dicha situación también crea la necesidad de que ambas, familia y escuela, deberán cooperar para transmitir unos valores y normas que favorezcan el desarrollo de niños autónomos, responsables y críticos. Por ello, una de las funciones de la familia, según nos dice San Fabián (2006), es comprobar el Proyecto Educativo de los distintos centros, para valorar con cuál se ven más identificados y se acerca más a sus intereses.

Sin embargo, no hay que confundir la necesidad de colaboración entre ambas entidades con el desentendimiento de la educación del niño, por parte de la familia. Sarramona (2002) nos dice que los padres son los responsables legales (y morales) de educar a los hijos/as, por lo que la escuela NO PUEDE NI DEBE suplir esta función, sino complementarla.

Pero para que está complementariedad sea efectiva, la comunicación entre familia y escuela debe ser constante. Para ello, es necesario la generación de espacios, momentos y vías de encuentro. Machargo (1997) nos señala posibles factores que alteran el correcto funcionamiento de la relación entre escuela y familia:

  • Los numerosos intereses y la complejidad de la educación, unido a las diferencias que existen entre familia y escuela respecto a objetivos y expectativas, hacen difícil el encuentro y consenso.

  • La falta de modelos y estamentos que puedan fijar que responsabilidades y competencias deben poseer cada una de las partes.

  • La desconfianza y recelo que hay entre ambas partes, la falta de autocrítica, la tendencia al protagonismo y la "manía" de responsabilizar a la otra parte de los fallos.

Pese a estos impedimentos, existe la necesidad de que ambas partes colaboren. Esta necesidad, como señala Macbeth (1989), tiene como principales bases:

  • Al ser los padres los responsables legales de la educación de los niños y ser complementados por los profesores, se aprecia la necesidad de que los aprendizajes que se dan en la escuela sean compatibles con los que se obtienen en casa. Por ello, los profesores deberán partir del aprendizaje familiar para favorecer el aprendizaje escolar.

  • Los profesores tienen el deber de observar si los padres cumplen con sus obligaciones escolares y tratar de solucionar las deficiencias que se derivan de familias que actúan negligentemente. 

  • Para finalizar, los padres deberán tomar decisiones sobre el funcionamiento y la organización del centro a través del AMPA.

García-Bacete (2003) nos presenta otra serie de motivos por los que la cooperación entre escuela y familia es necesaria:

  • La implicación de la familia en los procesos de enseñanza y aprendizaje influyen de forma desviada en el rendimiento escolar de los niños (Christenson, Rounds y Gorney, 1992; Pérez, 2004).

  • Los límites entre vivencias en el hogar y vivencias en la escuela no son claros (Modelo Bronfenbrenner).

  • Los centros donde se apoya a los padres e hijos obtienen mejores resultados y poseen un mayor número de familias implicadas (Epstein, 1997; Marchesi, 2004).

  • La falta de recursos educativos por parte de las familias y escuelas hacen más necesario el trabajo cooperativo entre ambas partes (García-Bacete, 2006).

Por lo tanto, podemos observar la gran importancia que hay en la relación existente entre familias y escuela ya que, para que se consiga una buena educación, es importante que ambas entidades tomen cartas en el asunto de forma consensuada y complementaria.

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