Las emociones en el aprendizaje, ¿necesarias?
A raíz de la compañía que nos está prestando nuestra querida mascota "Dino" me ha surgido una reflexión.
Hoy en día, estamos en una sociedad en la que todo es subjetivo y las cosas no son blancas o negras, sino que tienen muchas tonalidades. A raíz de este reportaje (Me emociono, luego aprendo) que se llevó a cabo en el periódico "El País", voy a hablar sobre como las emociones influyen sobre el aprendizaje en edades tempranas (Educación Primaria). Porque sí, en mi opinión, y basándome en diversos estudios que ha llevado a cabo la neurociencia, las emociones influyen en el aprendizaje. Y mucho.
Los seres humanos no somos simples folios en blanco, que venimos preparados para que "peguen" en nosotros una información que viene "copiada" de otro lado. No. Somos folios en blanco, sí, pero no somos iguales, ni mucho menos. Cada uno de esos folios tiene características distintas, y no encontraremos dos folios iguales en un mismo aula. Cada alumno que nos encontremos a lo largo de nuestra futura docencia será diferente. Además aparte de poseer cada uno unas características, también aprenderemos mejor si las condiciones en las que estudiamos son mejores. Haciendo un símil con el mundo fotográfico, si yo tomo una foto a contraluz, la silueta de todo aquello a lo que hemos hecho una foto saldrá oscura. La foto se hará, pero el contenido será "difuso". Sin embargo, si yo tomo la foto en condiciones adecuadas de luz, las siluetas saldrán perfectamente distinguidas y se podrán diferenciar sin ningún problema, sabremos lo que es cada figura. Pues ocurre lo mismo con la enseñanza, si yo tengo un alumno desmotivado, y le quiero transmitir conocimiento "por la fuerza", puede que el alumno lo aprenda, sí, pero de mala manera y de forma difusa. Sin embargo, si yo consigo que ese alumno se interese por aquellos conocimientos que yo trato de transmitirle e incluso se convierta en partícipe de su propio aprendizaje, él o ella aprenderá de forma eficaz los conocimientos que se tratan de transmitir e incluso ganará interés propio para aumentar ese conocimiento por su propia cuenta. Por lo tanto, ahí ya estamos poniendo sobre el papel que las emociones sí que influyen en el aprendizaje.
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¿Cómo podemos favorecer que todas estas emociones sean positivas y creen una buena situación de aprendizaje? Existen muchos métodos para conseguir esto, como la gamificación, la "Flipped Classroom" (clase invertida)... En el artículo que he mencionado previamente en la entrada del blog (Me emociono, luego aprendo) se explican algunos de estos métodos más en profundidad.
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Para concluir, me gustaría acabar con esta frase: Para llegar al cerebro de un niño, también debemos llegar a su corazón.